Juan Manuel Lillo: otro torneo con frases resonantes pero sin títulos

El técnico español no pudo llegar a la final con Nacional: ¿Más fantasía dialéctica que realidad?

Entrenador de Atlético Nacional

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Foto: Guillermo Ossa

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05 de diciembre 2017 , 10:06 a. m.

Juan Manuel Lillo mantiene en Atlético Nacional su constante: los jugadores lo admiran, le creen y lo respaldan, pero los resultados no lo acompañan. En el verde, el equipo con más poderío en la Liga local, no logró superar la fase de cuartos de final tras ser eliminado en la definición por penaltis por el Deportes Tolima. El adiestrador tiene más fracasos que alegrías en más de 30 años de carrera como director técnico.

Lillo comenzó muy joven en clubes de su provincia en España. Dirigió tres años al Tolosa juvenil con un buen balance general; entre 1986 y 1987 orientó el primer equipo del Tolosa FC y lo mantuvo en la categoría. Con el Mirandés, de la tercera división del fútbol de su país, consiguió el ascenso y al año siguiente, por problemas con los directivos, fue cesado de su cargo.

En 1992 llegó a la Unión Deportiva Salamanca y en ese periodo cimentó su prestigio como entrenador, pues tuvo una continuidad de cuatro años en los cuales tuvo muy buena actuación durante la temporada regular, aunque en los play offs para conseguir el ascenso no lograba conseguirlo. Hasta que llegó la temporada 94-95, posiblemente la mejor de Lillo y cuando por fin, después de dos intentos fallidos, derrotó al Albacete y llegó a la primera división del balompié ibérico.

La del 95-96 fue su debut en la máxima categoría. Llegaba con sólo 29 años y se convirtió el técnico más joven en la división de honor del fútbol ibérico, pero de nuevo los números no lo respaldaron y le costó mantener el puesto. En febrero de 1996, tras perder en casa contra el Rayo Vallecano, uno de los rivales directos en el descenso, fue destituido. El español había dirigido al Salamanca en 28 juegos y ocupaba la penúltima posición, condenada al descenso directo.

Para la temporada 96-97 llegó al Real Oviedo, otro equipo de primera división, durante 34 jornadas y en abril de 1997, fue despedido con números en rojo. Solo obtuvo diez victorias, ocho empates y cayó en 16 oportunidades.

En febrero de 1998 se incorporó al Tenerife para salvar la categoría, objetivo que consiguió. Así inició la temporada 98-99, sin embargo, los malos resultados no lo dejaron llegar a diciembre y otra vez debió partir. En el verano del 2000 recibió la llamada del Real Zaragoza, el elenco que había conseguido la clasificación a Copa Uefa y cuyo timonel se había ido al Athletic Club.

Lillo se propuso avanzar lo más lejos posible, mas fue eliminado en la primera fase por el Cracovia polaco, mientras en la Liga no ganó y su crédito se agoto rápidamente: en la cuarta jornada fue cesado por los directivos al empatar en dos compromisos y perder los otros dos.

Para el 2003 se hizo cargo del CF Ciudad de Murcia, conjunto con el que solo llegó a mitad de temporada. Lo dejó en el puesto 14 de la segunda división del fútbol español. En 2004 se hizo cargo del modesto Terrassa FC, escuadra con la que tuvo otra mala experincia y renunció en abril de 2005, dejándolo en el descenso.

En ese 2005 llegó a México a tomar las riendas de Dorados de Sinaloa y también descendió a la segunda división. Fue allí donde conocó a Josep Guardiola, quien lo cita como una de sus influencias como entrenador.

Tras más de dos años sin dirigir, el 2 de abril del 2008 se hizo cargo de Real Sociedad de San Sebastián, de la segunda división, y que luchaba por un lugar en el ascenso, objetivo que no consiguió. Aún así, fue renovado y dirigió en la temporada 08-09, terminando en el sexto lugar, a 14 puntos del tercer puesto. Como no se consiguió el objetivo, esta vez fue cesado.

En la temporada 09-10 llegó al Almería en reemplazo de Hugo Sánchez y acabó en el puesto 13 de la Liga. Nada mal. Como consecuencia su contrato fue prolongado para la temporada 10-11, no obstante, el 20 de noviembre perdió como local contra Barcelona 0–8 y le mostraron el camino a la salida de la institución.

El aterrizaje en Colombia

Lillo llegó a Colombia por primera vez en diciembre de 2013, cuando Millonarios lo eligió como reemplazo de Hernán Torres.

Su debut en la Liga fue el 25 de enero, derrotando a Envigado 2–1. En su primer torneo en Colombia consiguió 33 puntos, producto de diez triunfos, tres empates y cinco derrotas. Llegó a la semifinal y cayó derrotado por Junior, en cobros desde los doce pasos.

Para la segunda mitad de ese año el conjunto albiazul decayó, perdió en varios compromisos importantes y fue eliminado de la Copa Suramericana por el peruano Cesar Vallejo. Eso le costó el puesto y salió el 2 de septiembre del 2014. Después hizo parte del cuerpo técnico de la Selección de Chile y del Sevilla, acompañando a Jorge Sampaoli.

A partir de junio de 2017 arribó a Nacional con la difícil misión de reemplazar al exitoso Reinaldo Rueda. Consiguió algunos resultados durante el 'todos contra todos', pero siempre se le criticó por un juego poco vistoso. Durante la fase regular no logró vencer a los 'grandes' y solo salió victorioso cuando enfrentó al América de Cali, en Medellín.

En la noche del último sábado, el verde quedó eliminado en cuartos de final de la Liga tras perder en los penaltis con Tolima. Como sucedió en varios de sus equipos, los jugadores lo respaldaron públicamente. Falta saber si los directivos seguirán creyendo en su proceso y lo mantienen, o si la presión de los hinchas terminará provocando ru renuncia.

Juan Antonio Bernardi M.
@Bernardifutbol

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Foto: Guillermo Ossa

Redacción Futbolred
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