Un paseo por las nubes, de la mano de Yerry Mina y Dávinson Sánchez

Dos partidos con arco en cero y frente a rivales fuertes por arriba, los consolidan en Colombia.

Yerry Mina y Dávinson Sánchez

Fuertes, rápidos, atentos y con tenacidad, así se destacan a los defensores centrales de la Tricolor.

Foto: AFP

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02 de julio 2018 , 07:25 a. m.

Año 1994. Nacía en Guachené un hermoso niño a quien llamaron Yerry Fernando, saludable y sonriente desde la cuna. Año 1996. Muy cerquita, en Caloto, veía la luz el primogénito de Esther Mina, a quien ella bautizó con un nombre moderno, como artístico, casi premonitorio: Dávinson.

Yerry Mina González y Dávinson Sánchez Mina comparten el apellido, el origen caucano y ahora, los vamos diciendo de una buena vez, la titularidad como centrales de la Selección Colombia de fútbol por muchos años.

Quiso la suerte que no coincidieran en la fase de clasificación a Rusia 2018. Ecuador y Paraguay de visitante, además de Bolivia, Chile y Uruguay en Barranquilla fueron los compromisos de Yerry. Perú y Argentina de visitante, con Paraguay y Argentina de local, los de Dávinson. Trató mejor el resultado al primero, que logró tres triunfos y dos empates, mientras el segundo firmó dos igualdades y dos derrotas.

Pero en Rusia por fin se encontraron para no separarse más. El arco en ceros contra Polonia y Senegal, dos rivales muy exigentes en el juego aéreo, los centros de costado y los duelos a pura potencia en el hombre a hombre fueron la prueba reina. ¡Esos son!

“Es siempre importante sacar el arco en cero y más en dos partidos ya. Hace unos días no estuvo Carlos (Sánchez), que es un jugador importante y ahora ha vuelto. Cada jugador que haga parte del 11 defenderá al camiseta con la vida, como lo hablamos siempre, nadie es suplente”, advierte el locuaz Dávinson, único zaguero que jugó los tres partidos de Colombia hasta aquí.

Él ha tenido una de las más duras pruebas de confianza, tras el gris inicio suyo y de los suyos en Saransk, contra Japón, pero la respuesta de su equipo fue unánime: ¡apoyo! “El entrenador siempre se ha caracterizado por darnos mucha confianza, mucho en la parte anímica que se necesita después de un revés. Todos queríamos salir en el primer partido a mostrar lo mejor de Colombia pero al minuto 3 te expulsan un jugador y todo se pone cuesta arriba. Pero el DT tiene una estrecha amistad con los jugadores y al final cada uno sale a dar lo mejor, no solo por él sino por Colombia, que lo merece todo”.

De hierro es el lazo entre el país y el hombre de Caloto, quien ahora atiene entrevistas en inglés. Yerry, cuyo ritmo ya se roba las portadas en Rusia, va igual al corazón de la gente, que antes lo quería y ahora lo aclama: “La gloria es de Dios, él es quien sabe cómo lo hace todo. Dedicarles el triunfo a mis compañeros porque lo hicimos muy bien, a Colombia y a Guachené”. El pueblo siempre primero. Siempre.

Verlos jugar juntos, haciendo las coberturas como contra Polonia o cambiando de perfil como contra Senegal, en movimientos de lo más naturales, habla del conocimiento que tienen el uno del otro: “Con Yerry, hombre (dice Dávinson entre risas).. Nos conocemos bien, tenemos la fortuna de ser de la misma región. Somos muy cercanos, nos comunicamos siempre y así todo se hace más fácil. Pero es igual con Cristian y Óscar, el DT decide lo que tiene que pasar”.
Pues si es así que no decida contra evidencia, que les dé minutos, rodaje, que apunte al presente como la mejor de sus alternativas y al futuro como una prometedora perspectiva. Yerry tiene 23 y Dávinson 21. Es ahí donde está el relevo generacional. Que no dude.

De hacer goles y de evitarlos…

Yerry detiene el tiempo en su segundo tanto en el Mundial. ¡Segundo de un zaguero central! Una cosa de locos, como dicen algunos por acá: “Fue un balón que viene al primer palo, decido ir a atacarlo y me levanto con toda, como siempre. Trato de que no me marque el rival y aprovechar la distracción”, recuerda. ¡Y vaya que salta! Nadie ha medido la altura que alcanza pero dan fe los polacos y senegaleses de que es inalcanzable.

Decía el dueño del ritmo en su primer tanto, en Kazán, que les dijo a sus padres y a su mujer que iba a celebrar un gol allí. Y cumplió. Y se puso el reto de repetirlo y puso a Colombia en los octavos de final. Viene Inglaterra Yerry, el de Kane, el rey del cabezazo. ¿Verdad que no fallamos?

Pero mientras el de Guachené piensa en la alegría del gol, el de Caloto habla de cómo lo evitó, de lo seguro que estaba, de que llegó a sobrarle el VAR. “Fue una jugada difícil para el árbitro. Pero tuve la seguridad de que había tocado el balón, conforme a quien era sabía que no iba a rematar en el primer toque (Sané), que iba a buscar segunda jugada, porque lo conozco un poco de la Premier. Después cuando él adelanta la pelota yo voy seguro abajo y con la facilidad que tengo de mi pierna larga, que es un punto a favor (sonríe), y después toco el balón”. Y después el VAR confirmó que fue exactamente así. Decíamos ¡Que viva el VAR! Y no: ¡Que viva Dávinson!

Ahora los hijos del Cauca avanzan juntos a la cita con la consagración. El primero a chocar y a celebrar, el segundo a rozar y a cortar contra Inglaterra. A Lewandowski y a Sané ya les cantamos en esta Copa: ‘Caíste en la trampa’. Ahora la artillería apunta a Kane. ¡Cae porque cae!

Jenny Gámez A.
Editora de Futbolred
Enviada especial a Rusia
En Twitter @jennygameza

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