Las fuertes emociones de Nacional-Millonarios, por Esteban Jaramillo

Columna de opinión sobre la actualidad del fútbol colombiano.

Esteban Jaramillo, columnista invitado.

Esteban Jaramillo, columnista invitado.

Foto: Archivo ETCE

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18 de septiembre 2017 , 09:06 a. m.

Recuerdo cuando René Higuita, héroe de Nacional toda la vida, fue azul como titular por una noche, jugando en el Atanasio.

O cuando Pabón y chicho Serna, en distintas épocas, probaron suerte en Millonarios, con fuertes ímpetus juveniles, descartados por los empresarios chupasangre que los querían como esclavos. Tanta historia en los archivos, tantos recuerdos, tantas anécdotas, tantas cosas vistas y escuchadas.

La vida de ambos clubes ha estado señalada, durante años, por la rivalidad encarnizada en las canchas, los apetitos de triunfo y los puntos de discordia que alimentan las barras bravas, acentuados por su intolerancia. También por los periodistas partidarios tan insensatos como insoportables. Nunca estos clásicos fueron de tramite puro. Tantas veces han sido salpicados por el escándalo, las provocaciones, con heridas que no cierran porque, para muchos de sus seguidores, el odio al rival es mas fuerte que el amor por su divisa.

Tampoco escaparon a la influencia arbitral, determinante a la hora de marcar el rumbo de un partido o lanzar veredictos con los resultados.

Son y serán cotejos de emociones fuertes, con historias inolvidables en la cancha, héroes con fantásticas intervenciones y resultados inverosímiles, construidos con fútbol y coraje. No faltan episodios turbios, siempre en la memoria, condimentados en épocas oscuras, en uno y otro equipo.

El cotejo del último sábado no fue uno más. Se definió en la agonía, en alargue extremo del tiempo, por parte de un arbitro asustado e inexperto. Evidentes fueron sus fallos disciplinarios, de concepto y apreciación y su influencia en el tramite, lo que subraya la irresponsabilidad de la comisión de jueces al nombrarlo, con tan poco recorrido.

Una victoria bien elaborada, con propuesta extraña por lo osada, malogró Millonarios por la tardanza de su técnico en interpretar el juego y la falta de puntería de sus delanteros. Urgente era el fortalecimiento de las zonas de marca, para preservar el resultado, cuando se ganaba, lo que no hizo en su debido momento.

No jugó bien Nacional. Su fútbol se distancia, sin conexión, de las predicas de su entrenador, experto en la palabra aunque empalagoso en sus explicaciones.

Duelos estos entre verdes y azules, que arrancan chispas, inciertos siempre, discutidos, de largas controversias, sobre todo cuando los aficionados creen que no se definen en la cancha sino en los escritorios.

Esteban Jaramillo, columnista invitado.

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Foto: Archivo ETCE

Redacción Futbolred
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